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Microcuento #4: Metamorfosis Social

Se levantó a las 5 de la mañana, durmió toda la noche pero aún así se sentía fatigado, en la orilla de la cama se quedó mirando el suelo con nostalgia en una casa ya vacía, miró con desesperanza su cara desgastada en el espejo del baño y la lavó con el agua almacenada en un balde desde hace tres día. La ropa limpia es un lujo que solo se da los días que tiene jabón y agua suficiente para lavarla, se vistió y abrió la nevera rechinando la puerta de esta como si gritara de dolor por no tener nada que enfriar, buscó su gorra y la puso sobre su cabeza repleta de canas, más por su vida desdichada que por los años, abrió la puerta de su casa con lo primeros rayos del sol de la madrugada y así Gregorio Sánchez emprendió la misma marcha de siempre para conseguir el pan de cada día.

Metamorfosis Social. Foto: Didier González


No siempre fue así. antes los días eran menos pesados y compartía a menudo con su familia, hablaban de sus progresos y nuevas metas,  pero los tiempos cambiaron gradualmente y muy rápido para la lentitud con la que asimilaba los cambios, y repentinamente sus hijos y nietos se hallaban a miles de kilómetros de su casa, y su esposa... en otro plano. 




Aquellos cambios no fueron suficientes, y pronto se las tuvo que ver por si solo, aunque sus hijos le enviaban ayudas imposible de obtener dentro del país, ninguna era suficiente como el estar cerca de él. El esfuerzo diario comenzó a pasar factura a su salud y se vio en decadencia, pronto su espalda se encorvó y fue más difícil caminar, ahora arrastraba los días en cada paso, y sin embargo estaba claro que no se podía detener, no se salía a la calle por caprichos, lo hacía para sobrevivir, pensar era morir sin cena.


Gregorio no fue el único que cambió. En la calle notaba como la gente perdía sus valores, la sociedad ya no era civilizada, no se respetaba ninguna ley, los jóvenes se perdían en el camino de sus sueños por tener que lidiar con algo de los que no tenían la culpa: un país en agonía por culpa de unos pocos. En cambio solo se veía la gente luchando por su propio bien, los valores eran sinónimos de debilidad, la ley eran la misma que la de la selva: "sobreviven los mas aptos", y los jóvenes solo trataban de escapar de esa realidad o, en su defecto, de adaptarse.


¡Acaso todo el mundo olvidó cuando pensábamos en el mañana y lo veíamos como un futuro prometedor?. Cuando nos veíamos cumpliendo nuestros sueños, todo nos parecía posible, no sentíamos seguros. 




Leer te da un poder increíble, tanto, que es imposible terminar un libro y ver el mundo con los mismos ojos. Te hace más sensible al mundo y rompe cualquier burbuja social impuesta por el sistema (gobierno, medios de comunicación, sociedad...). Es fácil darse cuenta en esta situación como nos hemos transformado tan asombrosamente de forma física: vemos gente más delgada y con enfermedades, y de forma cultural: hemos perdidos los valores ciudadanos el pueblo aprovechándose del pueblo.



Y así como la Metamorfosis de Kafka convirtió su personaje en un bicho en agonía dentro de un mundo burocrático, nos hemos convertido nosotros como sociedad. Hay mas gente en las colas para conseguir comida que en marchas para protestar en contra de los pocos que los hacen arrastrarse y codearse por la comida. Mientras tanto en redes sociales es divertido hacer memes de la situación y nada es lo suficientemente serio, no cabe duda, nos hemos convertido en unas cucarachas asquerosas.


Sin valores, sin ideas, sin sueños, no somos más que producto de esta Metamorfosis Social, expande tu mente y escaparás de esa burbuja en la que nos quieren someter. Como joven eres la esperanza más prometedora con la que cuenta el país.

No te conviertas en una cucaracha asquerosa.

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