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Microcuento #6: Los Hijos de la Sal

Siguiendo la vía de la costa este de la península de Paraguaná, entre Buchuaco y El Vínculo el suelo se vuelve blanco, el agua se torna rosada y la tierra se divide en campos donde la sal se cultiva. 




Si te detienes a contemplar, pronto se te acercan criaturas trigueñas de ojos y cabello claro, parches en la ropa y suela desgastada. 

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Su imagen te sorprende no cuando los ves, sino cuando los escuchas: recitan la historia contada en prosa de la tragedia y desgracia de uno que no son ellos, a cambio de las migajas de tu salario, que en sus manos se disuelven como la sal que tienen atrás y no como el dulce que desearían comprar "los hijos de la sal".




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